Se acerca el 14 de abril, efeméride conmemorativa, que año tras año muestra a los republicanos como unos nostálgicos, que una vez cada 365 días sacan sus banderitas tricolor a airear. Ondear para celebrar lo que por breve tiempo fue una posibilidad de futuro, que una vez truncada, nos sumió en un pasado tozudo que se reinventa para no parecerlo, pero que a muchos no nos engaña, por muchas formas democráticas que este crea adoptar. De todas formas, para hacer honor a la verdad y en cierta manera, gracias, entre otros, al movimiento memorialista combativo, aquel que entiende que no habrá justicia que venga de transición alguna sino de la ruptura democrática, la bandera republicana ha empezado a ser no sólo parte de un pasado sino una reclamación de futuro. Una ruptura democrática que nos devuelva lo que por derecho nos corresponde como parte del retorno del botín de guerra que los golpistas fascistas nos robaron, nuestra imperfecta pero aventajada República. No habláremos de los partidos, de todo tipo, que después de ignorar la idea de recuperar este oasis de breve democracia, tras la muerte del que nos sentenció a picar piedra durante la larga noche franquista no osaron a reclamar la legalidad usurpada, ni a reivindicarla en los años posteriores, se ve que no tocaba. Ahora toca y suena, para algunos, no seamos rencorosos aunque haya motivos, porque 30 años son muchos y de difícil recuperación con una sociedad que se mece al son de los cantos de sirena del sistema que los doma. Bienvenidos sean. Pero no necesitamos de éstos, ni de nadie, para ejercer de republicanos, eso significa trabajar en pos de la exigencia de la República como modelo alternativo, por derecho propio, a la monarquía constitucional que institucionalizó la impunidad del franquismo, el revisionismo, el olvido interesado, la negación sistemática de la verdad, la justicia y la reparación, con mecanismos coercitivos basados en el miedo de la mentira populista y en el pan y circo de una corona exhibicionista de unos valores de los que carece. Un sistema de circuito cerrado de censura y manipulación.
Salimos a la calle cuando nos tocan el silbato, cuando nos convocan, sino negamos nuestra función ciudadana de vigilante del sistema, de reguladores, de jueces de la democracia famélica que nos asiste, nos quedamos en nuestras casas aunque sea mucho lo que tengamos que decir, denunciar, vomitar, porque la indigestión de medidas antidemocráticas envueltas en el preciado papel constitucional empiecen a no cabernos en nuestros maltrechos estómagos hastiados de tanto trágala. Pero ¿por qué? ¿por miedo real, por miedo al ridículo, por pereza, por apatía, porque nos importa un bledo que vayamos rodando por una pendiente cada vez con más desnivel y con más piedras a clavársenos en los riñones?. Todos no somos así, habrá gente dispuesta a dar el paso, gente con inquietudes, gente dispuesta a rebelarse ante tanto recorte y tanto añadido, gente que no espera que la solución te la traiga a casa un mensajero real ni un apoderado de la administración Esta gente es la que tiene que tomar la decisión de visibilizar, no sólo un descontento, sino una reclamación democrática que es la República. Este 14 de abril es una ocasión estupenda para hacerla, para abandonar la bandera de la nostalgia y enarbolar la de la exigencia de un futuro republicano, democrático, de derecho a decidir, laico y de justicia social.
No esperes a que te convoque nadie, sal a la calle el miércoles 14 y toma los espacios públicos, las plazas de cualquier pueblo o ciudad, no te importe cuántos seáis, ni lo que dirán de vosotros, ejercéis un derecho democrático urgente y necesario. Explicad que es república, luchad contra la ignorancia interesada, haced proselitismo de los valores republicanos y del deber de memoria. Seguro que tenéis a alguien en la familia o habéis conocido a alguien que luchó o murió por estos valores y a los que le debéis al menos este pequeño ejercicio democrático, que puede empezar el 14 y que puede continuar el resto del año. De momento, no podemos declarar oficialmente la República, pero si podemos hacer de cualquier espacio nuestra Republicania. Ocupemos con nuestras ideas nuestros centros de trabajo (quien todavía lo conserve), las colas del paro, los cursillos de ocupación (que tendrían que llamarse de distracción), los centros de estudio, los mercados…. Un poco de pedagogía cada día preparará para los cambios necesarios a una sociedad desencantada, despolitizada, con la capacidad crítica anulada por mensajes simplistas voceados por los intereses económicos del mass media de turno, en un mundo maniqueo de buenos y malos, que se intercambian los papeles según la exigencia del guión, sumiendo en la confusión al espectador pasivo. Espacios de republicanismo libre, espacios físicos o intangibles, republicanias de alternativas ideológicas verdaderamente progresistas ocupados pacífica y democráticamente, centros de resistencia ciudadana a los que no estemos dispuestos a renunciar hasta alcanzar nuestros propósitos de conseguir un estado que no siga atado a las ligaduras del fascismo. Un buen gobierno sin títulos impuestos, que nos libre de una vez por todas de estos Borbones recurrentes que nos asaltan en sus idas y venidas robándonos el poder de decisión, atándonos a una España trasnochada, católica y rancia, que es una lacra para todos los que defendemos una república o repúblicas democráticas.
En Barcelona este 14 de abril se tomará la plaza de Sant Jaume en una autollamada de la ciudadanía responsable y emancipada, nadie convoca y todos lo hacemos, sin protagonismos, ni direccionismos, en un acto plural y abierto. Una Republicania de primavera y esperanza.http://clamorrepublicano.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario