Batasuna pone a debate entre sus bases una estrategia nueva para materializar el «cambio de ciclo».
Las detenciones del martes pasado no han logrado detener el proceso de debate entre las bases de Batasuna en torno a una estrategia eficaz. La dirección propone apostar decididamente por un proceso democrático que llegue a desarrollarse «sin ninguna violencia ni injerencia externa».
Las detenciones del martes pasado no han logrado detener el proceso de debate entre las bases de Batasuna en torno a una estrategia eficaz. La dirección propone apostar decididamente por un proceso democrático que llegue a desarrollarse «sin ninguna violencia ni injerencia externa».
Ramón SOLA- Iñaki IRIONDO DONOSTIA
El miércoles pasado, un día después de producirse las detenciones de Arnaldo Otegi y otros nueve independentistas, miembros de Batasuna recalcaban en Baiona que la redada no detendrá su oferta política. «Tras un largo periodo de reflexión, la izquierda abertzale aborda una nueva iniciativa para impulsar un nuevo ciclo encaminado a la resolución del conflicto político», apuntaba Xabi Larralde. GARA ha tenido acceso a la propuesta que comienza a debatirse ahora entre las bases de la izquierda abertzale y consta de 36 folios. En ellos se plantea una apuesta por «un proceso democrático que tenga como base la palabra y la decisión de la ciudadanía vasca» y que debería llegar a desarrollarse «sin ninguna violencia ni injerencia externa».
Según ha podido constatar GARA, ni la irrupción en la sede de LAB, ni los arrestos, ni la persecución policial incesante han conseguido abortar este debate, que alcanza tanto a la definición de la estrategia a seguir como a la propia estructuración de la izquierda abertzale o la definición de su liderazgo. El objetivo de fondo es responder a la demanda de una estrategia eficaz que consiga abrir «un nuevo ciclo», a partir de la constatación de que los intentos anteriores no han tenido éxito pero a día de hoy sigue habiendo muchas opciones objetivas para lograrlo.
«Hemos traído a Euskal Herria al umbral del cambio político; 30 años después, la puerta del cambio está totalmente abierta», se lee en el preámbulo de esta propuesta, que invita por tanto a «definir una estrategia eficaz que lleve la confrontación a los términos Euskal Herria/Estado».
El resultado de este debate interno no está cerrado. Y, además, su desarrollo se ve amenazado por la ofensiva estatal. De momento, el hecho cierto es la existencia de esta propuesta de la dirección de Batasuna, que se basa en abrir ese proceso democrático definido como «dinámico y gradual, en la medida que es un proceso».
No se ponen plazos a su culminación. Es más, se vaticina que en su desarrollo será la izquierda abertzale la que se beneficiará del paso del tiempo, de modo que el Estado español aparezca con claridad en su papel de «verdugo» y los independentistas se reflejen como víctimas. Ese proceso, argumentan los impulsores de la propuesta de debate, «debilita al Estado y nos fortalece a nosotros, sin ningún género de dudas».
Autocrítica
El documento en cuestión está impregnado de afirmaciones autocríticas, que alcanzan también a la caracterización del citado proceso democrático. Pero se cuestiona sobre todo lo ocurrido tras el final del proceso de negociación clausurado en 2007: «Al parecer, no nos hemos dado cuenta suficientemente de por qué y para qué abrimos el proceso democrático. No nos hemos dado cuenta de que no era para dar algunos pasos y para poner, sin más, algunas bases para otra ocasión. No hemos interiorizado suficientemente que es hora de dar cauce al cambio político y que eso nos obliga a cambiarnos a nosotros mismos».
Desarrollando más esta idea, se explica que «hay que hacer una apuesta política, porque las oportunidades y ocasiones nuevas no van a venir por sí solas».
La reflexión es muy profunda en torno a la actuación en ese proceso negociador 2005-2007. Se subraya especialmente que la izquierda abertzale llegó a ese momento con problemas de «cohesión interna» a la hora de entender el proceso, y se añade además que se descuidó la labor de impulsar una movilización social que hiciera moverse al PSOE. «En honor a la verdad, hay que decir que, a consecuencia de la falta de cohesión y de los diferentes criterios, a lo largo del proceso la izquierda abertzale cambió su diseño, dando la espalda a la acumulación de fuerzas y colocando el factor de la negociación en los parámetros de Argel (lucha armada a cambio del marco democrático)», se puede leer.
Tras este repaso crítico, el informe saluda que, pese a todo, «estamos en la misma fase política de hacer el cambio político y conseguir el marco democrático». Y propone, por tanto, abrir un proceso democrático en el que no se cometan esos mismos errores.
Se alerta, además, de que hay factores positivos pero también negativos, como la propia evolución de la sociedad: «La velocidad de esos cambios es mayor que la del proceso de liberación», indica este diagnóstico, para concluir luego que «tenemos que canalizar el cambio de ciclo cuando antes».
Pero por encima de la autocrítica referida al pasado, en el texto destacan sobremanera las perspectivas abiertas. Varias páginas se dedican a remarcar las opciones propicias en el ámbito internacional y en el vasco. Y tras ello se invita a la izquierda abertzale a potenciar una acumulación de fuerzas y a abrir un proceso democrático.
«El proceso democrático es el procedimiento para cambiar las actuales `reglas del juego' y para llevar la confrontación a parámetros en los que la izquierda abertzale será más fuerte y más eficaz», se lee en una frase que puede resumir el concepto general de la propuesta trasladada a las bases.
Negociación y liderazgo
Por lo que respecta al esquema de negociación planteado en el documento, se aleja de diseños como el empleado en Argel hace ya más de dos décadas. Por ejemplo, se subraya que «el proceso democrático no se limita a la negociación y no depende de la negociación», sino que sigue su propia dinámica, definida como «gradual».
También se introduce aquí otra consideración que suena novedosa: la relativa a las «garantías». La propuesta incide en que no hay otras que «la acumulación de fuerzas, el cambio en la relación de fuerzas y la construcción nacional».
Esta confianza en la implicación y movilización popular empapa los cuatro «pasos» que se definen en la apuesta por un proceso democrático. Consisten en reagrupar la izquierda abertzale; conformar en paralelo un bloque que reúna a los independentistas; construir un «muro popular» lo más amplio posible frente a las agresiones y la injerencia estatal, y a favor del propio proceso democrático y la excarcelación de presos; y reconstruir la negociación.
El primero de estos cuatro puntos se considera como «urgente» y se justifica así en otro epígrafe del documento: «La Unidad Popular [Herritar Batasuna] tiene que ser la casa de todos los independentistas de izquierdas. Es el agente principal en la lucha de masas y la lucha institucional. Es el principal representante de la izquierda abertzale para conseguir el acuerdo político en la actual fase política». Se aboga por tanto por darle la mayor fortaleza posible y se remarca que ser legal debe ser un objetivo.
Oportunidades amplias
En un análisis de la situación internacional y vasca, la dirección de Batasuna observa condiciones para hacer esta apuesta política. Por citar sólo algunos factores, en el mundo se citan el «crack de la globalización neoliberal y del modelo basado en la especulación», el modo que fuerzas progresistas han llegado al poder en muchos países de Latinoamérica a través de acumulación de fuerzas interclasistas o la proliferación de propuestas independentistas que han sido asumidas como totalmente válidas en Europa o en Quebec.
En el caso del Estado español, se destaca la potenciación tanto en Euskal Herria como en Catalunya de las demandas por una mayor soberanía. Y en el caso vasco, se detallan el agotamiento total del estatutismo, el aumento del deseo de cambio político, el modo en que se tambalea la hegemonía histórica del PNV o la unidad de acción lograda en Ipar Euskal Herria.
Con todo ello, se considera que hay condiciones objetivas para impulsar esta estrategia política: por ejemplo, la existencia de una actitud favorable a un proceso de negociación, la fuerza adquirida por la demanda del derecho de autodeterminación y el cambio político o el hecho objetivo de que, «con matices», la mayoría sindical coincida con el diagnóstico de la izquierda abertzale. El documento asegura que se trata de bases «concretas» y «objetivas», pero alerta al mismo tiempo de que «hay que aprovechar las oportunidades, porque si no podrían empezar a perderse». Y se recuerda que se trata, en resumen, de las mismas condiciones que dieron paso a la definición de la propuesta de Anoeta, presentada en noviembre de 2004.
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